ZEUS
Desde su olímpico
trono, Zeus, padre de dioses y de hombres, es el soberano de las alturas, “el
que amontona las nubes", lanza el rayo y administra la Justicia. Tan sólo
contra el Destino no puede combatir. Su carácter enamoradizo le llevo a unirse
tanto con diosas como con mujeres mortales, por lo que muchas grandes familias
pretendieron contar entre sus antepasados con algún hijo de Zeus/Júpiter. En él
se da como en ningún otro dios la mezcla de lo sublime y de lo frívolo.
HERA
Es la legítima esposa
de Zeus, malhumorada reina del Olimpo. Protectora del matrimonio, es envidiosa
y a veces celosa-desde luego, con motivos-de su donjuanesco marido. Nunca
perdonó al pastor troyano Paris que pospusiera su belleza a la de Afrodita en
el famoso Juicio de Paris. Odia a las mujeres amada por su marido y a los hijos que de ellas tuvo:
bien lo hubo de sufrir Heracles en sus Doce Trabajos.
POSEIDON
El mar " de
amplio regazo" es el dominio de Poseidón, sus profundidades lo cobijan, es
también el dios de las aguas continentales. Su sonrisa-como la del mar-es
abierta y refrescante, pero su cólera-como la de su hermano Zeus-estremece.
Infinitas criaturas habitan sus aguas: las Nereidas de argentados pies, el
viejo y multiforme Proteo, las seductoras Sirenas, además de su esposa
Anfitrite, hermana de Tetis.
Padre del cíclope
Polifemo, odiaba al astuto Ulises, a quien tanto hizo
errar por sus marinos dominios mientras regresaba a su patria Ítaca después de
permanecer diez años en el sitio de Troya.
AFRODITA
Es la diosa del amor.
Nacida de la espuma del mar de Chipre fecundado por los genitales del
Cielo/Urano, arrojado allí por su hijo Crono/Saturno después de haberlo
castrado. Afrodita es la "Amante de la sonrisa", "trenzadora de
engaños".
Durante el juicio de
Paris, nada pudo la majestad de la diosa Hera ni la belicosidad de Atenea frente a su seductora belleza. Fue la protectora de
Paris y de Troya, y luego del héroe latino Eneas, el hijo de Anquises y
fundador simbólico de Roma.
Es también la
fecundidad en la naturaleza vegetal y animal. La lasciva paloma es su ave. Su
hijo es Eros-el latino Cupido-caprichoso flechero de dos dardos: uno para los
amores felices, para los desgraciados el otro.
APOLO
El dios de la luz,
hijo de Zeus y de Latona, nació en la brillante, errática isla de Delos. Se
asentó en el santuario de Delfos, tras haber dado muerte a la serpiente Pitón,
y estableció allí su principal oráculo como dios de la adivinación y la mantica.
Es también el dios de
la música, de la medicina y de la poesía y como tal preside el coro de las
nueve Musas, “coronado de violetas", que viven en el monte Helicón. Su más
famoso precepto fue una sensata recomendación psicológica: "Conócete a ti
mismo".
ARES
Ares simboliza y es la
guerra. Hijo de Zeus y de su legítima esposa Hera, el impetuoso y fornido Ares
no conoce el combate amigos ni enemigos, destruye a todos sin distinción. Por
eso Atenea, defensora de la guerra justa, detesta al dios de la guerra
gratuita.
En ninguna parte de
Grecia es bien recibido ni honrado. Es muerte, dolor y destrucción. Algo
fanfarrón por sus músculos, obtiene el amor de la bella Afrodita, descontenta
de su lisiado esposo, el cojo Hefesto. Cuando los dos amantes fueron
sorprendidos en el lecho, sólo las diosas-por pudor-se perdieron el espectáculo
mientras todo el Olimpo retumbaba con una risa inextinguible.
ARTEMISA
Hermana de Apolo,
amante de los bosques y de la caza. Diosa de la virginidad y de los prados no
hollados por el pie del pastor, a la que desagrada la sola presencia del varón.
Su más ferviente adorador es el casto y desdichado Hipólito.
Cazadora certera, no
duda en castigar a quien osa contemplar su virginal desnudez: eso es lo que le
ocurrió a Acteón quien, por su atrevimiento, fue transformado en ciervo y
devorado por sus propios perros.
ATENEA
La diosa Atenea es la
inteligencia, y por eso se la hace nacer de la cabeza de Zeus. Es la diosa
consejera y protectora de la ciudad y de las instituciones políticas. Introdujo
en el Ática el olivo como símbolo de la civilización, y es también la patrona de
los hábiles artesanos.
Su ciudad es Atenas y
su templo es el Partenón. Diosa de la guerra justa. Su dúctil
carácter cuadra a la perfección con el del astuto Odiseo, ese héroe de
múltiples recursos, el artimañero.
DIONISIO
El dios más joven y
desenfadado se incorporó al selecto grupo de los Olímpicos en épocas más
recientes. Es el dios de la vid y de la yedra, del delirio, del entusiasmo, del
éxtasis, de la danza, de la tragedia y de las fiestas. Dos veces nacido (de su
madre, Sémele, y del muslo de su padre, Zeus) fue criado por el deforme Sileno.
Los romanos le
llamaron Liber: liberador de penas y de prejuicios. Armado con el nada belicoso
tirso, su culto conquista Grecia y las tierras de Asia hasta la India,
precediendo a Alejandro Magno. A su regreso a Tebas se presenta con el cortejo
de sus adeptas bacantes en su ciudad natal, donde asistimos al castigo del
impío Penteo. Baco no perdona.
HADES
Inexorable e invisible
es Hades, dios de la muerte. Nadie ha visto su faz y sobre él caben todo tipo
de especulaciones. Son sus dominios las insondables profundidades del Erebo, el
lote que le cupo en el reparto, cuando Zeus se hizo cargo de cielo y Poseidón
de las aguas. El can Cerbero-perro infernal de tres cabezas-vigila la entrada
de su palacio: a todo el que llega le da acogida, y sólo impide la salida a
quienes pretenden escapar de los infiernos.
El barquero Caronte
(tan celoso a la hora de cobrar el precio por la travesía que los griegos
tomaron la costumbre de enterrar a sus deudos con una moneda bajo la lengua
para pagar el pasaje a la laguna Estige) le transporta los muertos. Hades es
también el rico Plutón: porque la muerte sirve de sustento a la vida. Algunos
lo representan con el cuerno de la abundancia (cornucopia).
HEFESTO
Hijo de Hera, por
quien siempre toma partido cuando ella discute con su marido, Zeus, el rey del
Olimpo. Hefestos es el constructor de las sempiternas mansiones del Olimpo, es
el dios del fuego, orfebre de las joyas de los dioses y de las armaduras de los
héroes.
Espléndida de
contemplar fue su labor en el escudo de Aquiles, el hijo de la marina Tetis.
Pero su más esmerada obra fue Pandora, la primera mujer. Aunque era físicamente
poco agraciado, obtuvo en cambio la mano de la sonriente Afrodita.
HERMES
Es el dios mensajero,
el que anuncia las noticias, el protector de los caminos y guía del viajero.
Hijo de Zeus y de Maya, siendo aún muy niño ya dejó sentir su espíritu inquieto
y aventurero: con el caparazón de una tortuga inventó la lira y se la cambió a
su hermano Apolo (a quien astutamente le había robado su ganado) por el caduceo
o bastón de la concordia.
Protector del comercio
y de lo que se pacta en tratos, pasa por ser el inventor de las pesas y medidas
usadas en las transacciones comerciales.
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